jueves, 15 de noviembre de 2012

El bateo según Richard Hidalgo

El ex grandeliga se ha adaptado con éxito al rol de coach. Ahora detrás de bastidores, el icono del Magallanes ayuda al equipo con sus conocimientos sobre el arte de conectar imparables

ALEXANDER MENDOZA / @alexandrmendoza


Richard Hidalgo observa atento la primera ronda de práctica del Magallanes. Está detrás de la jaula de bateo, sin perder detalles. Eliézer Alfonzo envía una pelota a las gradas del José Bernardo Pérez y culmina su turno. El ex grandeliga se le acerca y conversa algunos minutos, antes de volver a concentrarse en el siguiente toletero.
Apenas el año pasado, antes de anunciar su retiro en una emotiva ceremonia, Hidalgo estaba allí esperando su turno para ensayar el swing con el resto de sus compañeros.
Ahora es miembro del cuerpo técnico de los Navegantes y la transición no parece afectarle.
Al contrario, se ha convertido en uno de los técnicos más influyentes del club.
"La temporada anterior no tenía esa mentalidad, ni siquiera pasaba por mi cabeza. Acababa de retirarme y quise quedarme hasta el final para ayudar, sin meterme en profundidades. Daba alguno que otro consejo. Ahora he asimilado este trabajo. He hecho mis ajustes (risas). Llego al estadio como si todavía estuviera activo, con la mente fresca para poder visualizar lo que ocurre en el terreno y ayudar a cada bateador".

Difícil oficio. Un instructor trabaja para peloteros de diferentes estilos. Debe lidiar y adaptarse a cada uno de ellos. Sólo así podrá ser útil al momento de hacer correcciones. Necesita entender qué jugadores son propensos a esperar pitcheos o cuáles tienen un swing libre.
El éxito en su labor dependerá de su capacidad para hacer ese tipo de evaluaciones y aprovechar el potencial individual en beneficio del equipo.
Existen reglas generales, pero en la particularidad está la diferencia. Y como la mayoría de las cosas en el beisbol, nada es exacto o perfecto. Rudy Jaramillo, un jugador mediocre de ligas menores, tiene la reputación de ser el mejor coach de bateo de las mayores. Carney Lansford, un notable chocador de pelotas en la década de los ochenta con California, Boston y Oakland, fracasó en el cargo cuando fue contratado por San Francisco hace cuatro años.
"En mi caso me he sentido cómodo. Siempre insisto en la necesidad de mejorar cada día. Les dejo saber lo bueno que son. Nadie está en el terreno por casualidad. Esas son las ideas básicas para que puedan ser fuertes mentalmente. Eso es lo que te ayuda a tener confianza y a ser productivo. Pero también hay que darle la bienvenida a lo malo. Porque una vez que identificas dónde está la falla, en qué te estás equivocando, tratas de regresar a los turnos buenos que has tenido en los días anteriores. Debes guardar esa imagen en la cabeza. Hay que evitar salir de la rutina y ahogarte turno tras turno, día tras día. Es algo muy desagradable. Pasé por eso y sé qué se siente. Por eso ataco esas fallas temprano y sé cuándo es el momento exacto en el que debo hablar como técnico. Siempre con mucho respeto", refiere Hidalgo.
Hasta ahora ha funcionado. Cuando Alfonzo se convirtió en el segundo sluggers de la LVBP con al menos 100 jonrones, agradeció a Hidalgo estar "encima" en cada turno y por su dedicación en las prácticas. Carlos Maldonado, que aparece entre los mejores bateadores de la 2012-2013, agradeció los consejos del mirandino cuando fue electo jugador de la semana. Erold Andrus, que emergió de la banca para quitarle la titularidad a Brandon Boggs, aseguró que buena parte de su éxito se debe al interés que ha puesto Hidalgo en ayudarlo.
"Por alguna razón tengo la facilidad de transmitir mis conocimientos", revela. "Hay momentos en que debes dejar que se relajen. Si fallan, debes esperar que piensen en lo que hicieron. Si es un momento de frustración no hay que acercarse. Tal vez un inning después o al siguiente día".

La voz de la experiencia. Hidalgo sabe de lo que está hablando. Es el líder en cuadrangulares de la franquicia (56) y aparece entre los 10 primeros en anotadas (quinto, 239), remolcadas (quinto, 219), dobles (sexto, 76) y juegos (octavo, 461). Formó parte de tres equipos campeones (1993-94/199596/1996-97). Su nombre es parte del exclusivo club de los peloteros con tres vuelacercas en un mismo partido. Dejó una extraordinaria línea de producción en finales (.345/.424/.517), mientras que sus 17 jonrones y 60 impulsadas son el tope del club en postemporada. En grandes ligas su carrera se vio limitada por las lesiones, pero la temporada que tuvo en 2000 (.314/.391/.636, 44 cuadrangulares y 122 remolcadas) es considerada una de las mejores para un venezolano.
"El nombre del juego es saber ajustarse. Debes hacer ajustes para tener éxito. Los lanzadores no te van a trabajar igual, si estás enrachado. Así que debes concentrarte en lo que hace el pitcher con las bases limpias y cuando tiene gente en circulación. Entonces esperas el lanzamiento que quieres. Si vas con esa mentalidad, tienes posibilidades de ganar la batalla. No es sólo pararse ahí. Debes de establecer un plan desde el círculo de espera. Eres tú y el pitcher".
Jack Voigt, el instructor de bateo titular del club, ha encontrado en Hidalgo a un gran colaborador. "Es un profesional y, definitivamente, hace que mi trabajo sea más fácil".

Ojo entrenado. Hidalgo observa los juegos al lado de Voigt, que lleva un registro de cada bateador, y sus observaciones siempre son bien recibidas.
"Hemos estado en la misma página, sobre quiénes necesitan una práctica extra o quiénes no. Mientras Jack está en el terreno, me voy a la jaula techada con otros peloteros. Siempre nos comunicamos. Porque no pueden existir contradicciones entre lo que dice él y lo que trato de expresar. Nos ha sorprendido que, sin hablar sobre alguien durante el juego, al día siguiente hemos identificado exactamente el mismo detalle que debe corregirse a un determinado jugador. Por eso nuestra relación ha sido armoniosa".
Los resultados lo respaldan. La nave encabeza la LVBP en porcentaje de embasado (.372) y es segundo en anotadas (136), muy cerca de La Guaira (138).
"Nadie disfruta más los palos del Magallanes que yo", sonríe Hidalgo.


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