El “Matatán” se levantó tras un año muy duro en lo personal, y lo celebró dejando atrás a Antonio Armas
Carlos Alberto Zambrano / @carloszambran
Esta temporada el espíritu combativo de Eliézer Alfonzo quedó en evidencia, como nunca antes. Cuando se preparaba para comenzar la temporada 2012 con los Rockies de Colorado, sale positivo en consumo de sustancias prohibidas y por la suspensión se deja de ganar casi 3 millones y medio de dólares.
Baja del cielo de las Grandes Ligas hasta el mundo real, la pelota mexicana, repleta de jugadores que ya no consiguen contrato en Estados Unidos.
“Al final gané la demanda a MLB, pero el dinero lo perdí. Lo que me pasó fue muy injusto”, aun se lamenta el slugger.
Como cualquier persona, Alfonzo busca en su familia el apoyo en los momentos difíciles, pero la vida le suelta el más duro de los golpes con la muerte de su padre en el mes de agosto.
Se siente defraudado, destruido. Solo quiere pasar tiempo de calidad con sus seres queridos, y jugar para Caribes de Anzoátegui le permitía estar en casa la mitad de la temporada. Pero como al santo Job, a Alfonzo le cayeron todos los males juntos. La gerencia de la tribu decide dejarlo en libertad, tras 15 años re relación.
“Tras la muerte de mi padre solo pensaba estar con mi gente, y es cuando Caribes me deja libre. Siempre soñé con retirarme con el equipo de mi ciudad, pero no pudo ser”. Esas palabras las repite Alfonzo en casi todas las entrevistas que realiza por estos tiempos, reflejo de que la herida aun no sana. “Me hubiese gustado que mi padre disfrutara de todo esto. Pero lamentablemente lo perdí hace tres meses. Él siempre me decía que no bajara la cabeza, que siguiera luchando. Y así lo hice. Igual sé que mi papá me está viendo desde el cielo”
Entonces los Navegantes del Magallanes deciden apostar por la experiencia del jonronero y lo contratan. Pese a su veteranía siente presión por impresionar a sus nuevos jefes en Valencia y el nerviosismo juega en su contra. Un lento inicio ofensivo que provoca abucheos en los fanáticos más impacientes del Magallanes. Y justo cuando los batazos comenzaban a salir, el relevista de los Tiburones de La Guaira Yorman Landa le atina una poderosa recta directo al rostro. Debe someterse a una cirugía plástica para reconstruir parte la encía y le toman 35 puntos de sutura.
Con el rostro deformado y los puntos aun frescos, Alfonzo vuelve a la alineación por su propio pedido. Cualquier otro jugador habría reposado, al menos, una semana. Y el sábado llegó el turno de hacer historia. Ante el experimentado lanzador de los Tigres de Aragua Víctor Moreno, mandó una pelota hacia las gradas del jardín izquierdo. Era el jonrón 98 de por vida, que le permitía superar a Antonio Armas en el segundo lugar de todos los tiempos entre los jonroneros de la LVBP.
“Antonio Armas es una persona que me ha ayudado mucho con el bateo a lo largo de mi carrera y ahora lo supero. Seguiré dando esos batazos que todo el mundo espera para alcanzar a Robert Pérez”.
Ni en sus mejores sueños
Alfonzo se crió en un entorno humilde. Cuando comenzó a jugar pelota su sueño de niño era salir de la oscuridad y ser famoso como sus ídolos del beisbol, pero jamás imaginó que lograría un status de histórico en la liga. “Nunca pensé que iba a superar a Armas. Mi sueño era salir en la televisión en Venezuela y que todo el mundo me viera”, dijo. Pero con la polémica de los esteroides, el bateador conoció el lado negativo de la fama. “Como te ven por televisión la gente cree que te puede gritar lo que sea, y me han dicho puya’o, drogadicto, de todo. Pero no tengo rencor. Agradezco a las personas que me apoyaron y a los que no también”.
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