JOHN GRISWOLD/ @JohnRGriswold
Un nefasto 4.78 de efectividad colectiva trajo como consecuencia que Navegantes del Magallanes cesanteara el pasado viernes a su coach de pitcheo Bobby Cuellar; en consecuencia, el arribo de un viejo conocido para ocupar tal cargo no se hizo esperar: Roberto Espinoza.
Tocado con una varita mágica, el técnico carabobeño ha transformado radicalmente a los monticulistas navieros, mismos que a partir del sábado se combinan para 1.66 en rayitas limpias, siendo factor en dos de tres desafíos (no incluye jornada del miércoles).
“La mejora del pitcheo no ha sido casualidad. Era evidente que faltaba un cambio de mentalidad y mecánico en varios lanzadores”, revela Espinoza, quien cumplió idéntica labor dentro de la franquicia entre la zafra 95-96 y 2003-2004.
Cinco días atrás, Paul Oseguera blanqueó durante cinco entradas antes de recibir castigo de Cardenales de Lara en la sexta, mientras que el domingo, Sergio Pérez, Deolis Guerra y Bruce Rondon unieron eficacia en vías de blanquear a Tigres de Aragua. Al día siguiente, Carlos Zambrano toleró una carrera sucia en cinco episodios, cediendo el testigo a Carlos Hernández, Amalio Díaz, Yoel Hernández y Juan Rincón, quienes también maniataron a la ofensiva de Lara. Semejantes performances relanzaron el valor de Espinoza como tutor de seprentineros.
“Todo pitcher necesita un equilibrio entre talento y confianza en sí mismo. Eso estaba fallando porque los lanzadores no lograban controlar la adrenalina”, acota.
Pese a los pocos días que ha tenido para laborar, el experimentado instructor se ha enfocado en cada lanzador.
“Me senté con todos los pitchers: abridores y relevistas; les hice muchas preguntas para poder conocer sus fallas mentales y mecánicas”.
De hecho, Espinoza fue mano derecha del estratega Phil Regan en la 2001-2002, cuando la “nave turca” logró su último campeonato. “Tenemos un pitcheo de igual o mejor calidad que aquella vez, así que podemos aspirar al título”.
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